sábado, 2 de noviembre de 2013

Difusión genuina

Qué significa difundir. Si pensamos que el alma está ubicada por fuera del cuerpo, esto implica que los siete mil millones de “foráneos” representan las partículas de alma de esta persona. ¡Estas no son palabras bonitas; es la verdad!

¿Qué se supone que debemos hacer con ellas? Nosotros tenemos que difundir. Si uno no agrega estas partículas a sí mismo, no obtendrá un lugar, un Kli, vasija, en la cual pueda sentir el mundo superior.
¿Cómo puedo agregar todas estas partículas a mí mismo? Yo puedo hacer esto solo si les doy a ellas, si las trato como partes de mí mismo. Por eso se nos dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, entonces él se convertirá en una parte interna de ustedes. Según la medida de nuestra capacidad para relacionarnos con el mundo de acuerdo con este principio, a nosotros se nos concederá la oportunidad de sentir nuestra alma. Esta está “ubicada” en los demás, aunque no nos demos cuenta este hecho. Al neutralizar nuestro egoísmo y al cambiar nuestra actitud hacia los siete mil millones de “foráneos”, accederemos a nuestra propia alma. Esto explica el por qué no podemos llamarle “caridad” a este proceso. Se debe a que nosotros estamos tratando de descubrir nuestro propio ser eterno y perfecto.

La sabiduría de la Cabalá siempre aparece ante nosotros como el “negocio más lucrativo”. No hay nada más “rentable” que la eternidad, la perfección y el infinito. Por supuesto, todas estas cuestiones requieren de mucha contemplación; nosotros debemos pensar en estos temas hasta que “digiramos” totalmente todas las preguntas y dudas. Sin embargo, ustedes tienen que entender que no hay nadie por fuera de nosotros y que todos y todo (las personas y toda la naturaleza) son sólo nuestro Kli externo, vasija.

En Cabalá aprendemos que el alma consta de Shoresh (raíz), Neshama (alma), Guf (cuerpo), Levush (vestidura) y Heijal (palacio). Nuestros deseos internos se componen de Shoresh, Neshama, y Guf, mientras que nuestros Kelim externos son Levush y Heijal, es decir, “vestiduras”, “recámaras” y “palacios”. Ellos representan deseos externos. Si nos relacionamos con ellos como con nosotros mismos, comenzamos a sentir la Luz Superior, la vida superior, y nuestra existencia eterna en ellos.

Es por eso que uno nunca se debe considerar el mundo como externalidad. Este sólo nos parece como si estuviera por fuera de nosotros, pero de hecho, el mundo entero está dentro de nosotros. Estudiamos la “Introducción al Libro del Zóhar” en la cual Baal HaSulam explica que todo lo que se nos aparece como externalidad está, de hecho, dentro de nosotros. En otras palabras, todo el mundo está dentro de mí.

Algo que parece que estuviera por fuera de nosotros es una ilusión que debe destruirse tan pronto como sea posible al relacionarnos con amor con todos y todo. Sólo bajo esta condición podemos servir como “transmisores” de la Luz superior para los demás. Esta pasará a tavés de nosotros y nos permitirá sentir la perfección eterna.


http://www.cabalacentroestudios.com/

Dr. Michael Laitman (Artículo de El camino Espiritual del Hombre)

1 comentario:

  1. Es la personalidad, la individualidad, la separatividad, la que crea nuestro sentido del tiempo, de duración. Ello es lo que provoca el discernimiento de una realidad "externa" que sólo es reflejo de la distancia que separa a nuestras almas.
    Pero la realidad es una, es interna, y está formada por la unión de todas las almas exteriores. Se trata entonces de conformar toda realidad en una sola.
    ( ¡ Ama a tu prójimo como a ti mismo ! ).
    Sólo así seremos eternos, es decir, pasaremos a formar parte de un "espacio-no temporal".

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