Según los cabalistas, el deseo es la base, lo que mueve al hombre. En mi opinión, lo es, porque se afirma en todos los seres existentes. Y toda la activación , la vida en su objetivación fenoménica, se multiplican en esta realidad. Somos deseo. Sin deseo tenemos una voluntad desocupada, inerte. La voluntad misma, es un querer que nunca encuentra su meta, sin deseo.
Y si en último termino, todos somos una única voluntad que pretende afirmarse en su propia individualidad, los hombres, dando curso a la existencia, jugamos con ella antes de devorarla.
No hay muerte sin OBRA, sin deseo. No hay vida sin tiempo, nexo del deseo para existir
De efimero a lo eterno, todo conocimiento es entonces la comprensión de la libertad de tu deseo.
Exactamente, somos deseo. Cada uno somos una vasija (kli) en actitud de recibir; a la espera de ser llenada de placer, de luz . Los cabalistas separan en cuatro niveles el deseo: animales (físicos) y humanos (riqueza, conocimiento) y es por estos que nos movemos y crecemos. Pero el egoísmo ha impedido que nuestros deseos nos den un placer real y sustentable. La naturaleza humana es egoísta, pero esa verdad, como dice Laitman, no es lo más importante para resolver, lo importante es que YO soy egoísta. Sólo desde la aceptación de esa verdad podremos realizar el cambio que necesitamos para pasar a sentir ese nuevo deseo. Un 5° deseo, que predice el Zohar, que surgirá en el hombre y que llaman “punto en el corazón” o recibir, pero diferente a los anteriores, sólo es llenado desde lo espiritual.
ResponderEliminarQue no estén lejos, Enrique, nuestros puntos en el corazón, juntitos.