Existen personas que no pueden soportar la sensación de vacío, a pesar de que sus vidas estén llenas de cualquier satisfacción como sucede en Europa y en los países de mayor bienestar y desarrollo, donde hay un gran porcentaje de depresión, suicidio y narcóticos. Y existen también personas que se conforman con muy poco. También hay europeos que viajan a algún lugar de la India u otros lugares para refrenarse un poco, disminuir su egoísmo a un nivel más bajo y satisfacerse con lo mínimo...
Mientras menor es el egoísmo, con mucho menos se satisface el hombre. Así desciende a un nivel menor de exigencia, con lo cual por lo general se siente bien. En tanto que mientras más se desarrolla y su egoísmo es mayor, siente mayor dificultad, ya que debe responder a asuntos apremiantes. Así que cada uno escoge su camino, sin embargo, a pesar de no entender lo que nos ocurre en cada instante; mientras, nuestro constante desarrollo egoísta nos lleva a que necesitemos de una respuesta ante la clara pregunta: ¿Para qué existo?
La respuesta a esta pregunta no puede encontrarse en ningún artificio ni en ninguna droga o calmante, sino que reside solamente en el descubrimiento por uno mismo, de toda aquella realidad y mundos en los cuales existimos. Nuestro desarrollo nos conduce hacia esto obligadamente. En otras palabras, si no tomamos parte en el sistema general de dirección de nuestro mundo, nos conducimos a nosotros mismos a un estado que será peor que la muerte.
Por esta razón, llegaremos a la comprensión y descubrimiento de toda esta imagen general del mundo a un nivel tal, en el que verdaderamente nos sentiremos a gusto y satisfechos.
(Desde Bnei Baruj Academia Internacional de Cabalá)
No somos precisamente el "hombre ideal", ni estamos en un mundo "ideal". Ninguna realidad material lo será. La felicidad, el paraíso, no son niguna diménsión o lugar para vivir. Es, simplemente, aquello que no nos es separatorio. Y que nos une.
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