¿No es terriblemente dolorosa esta imagen?
Desde hace mucho tiempo -siglos- que los seres humanos estamos comprobando que lo que vivimos no está bien, que en todo el planeta no hay un sólo lugar donde exista la felicidad, ni siquiera un minimo bienestar que sea sustentable. Hay países que han vivido algo que se le asemeja, tales como Suiza, Suecia, Noruega, Holanda – paraísos soñados para un país emergente, ya no digo totalmente subdesarrollado- y que, en realidad, no tienen nada de felices, no hay armonía, no hay una comunidad afectuosa y solidaria entre ellos, no puede haberlo dado los índices de droga, alcoholismo, soledad y suicidios. Un hermoso jardín donde la plaga de la insatisfacción, el racismo y la sociopatía pudre la sociedad desde muy profundo. En Noruega, ya quedó demostrado tiempo atrás: un individuo cegado por un odio patológico asesinó a más de 70 personas; seres humanos todos con los que compartía su misma historia, su mismo suelo... su misma alma.
Han habido grandes avances científicos y tecnológicos, muchos, jamás soñados hace unos 50 años atrás; grandes obras en ingeniería, arquitectura, comunicación, electrónica, medicina, agricultura, alimentación. También en la cultura, el arte, la filosofía, la política. Pero no han servido para erradicar el hambre, las enfermedades ni la miseria, en general, ni tampoco para acercarnos más, amarnos más y tratar de entender, por encima del egoísmo que las 7 mil millones de personas que estamos en este planeta, somos uno solo: una sola alma.
¿Cuantos niños y mujeres más tienen que morir de hambre y desnutrición, del abandono más cruel, para comprender que eso nos señala a cada uno de nosotros? No sentimos más que nuestros propios pesares, nuestros propios sufrimientos ¿Por qué no podemos sentir el dolor del prójimo?¿Hay registro de que alguna vez lo hayamos sentido? A mi me parece que sí fuimos alguna vez como una familia amante los unos con los otros, pero el egoísmo, el ansia y la codicia de riqueza y poder de algunos grupos se fue abriendo paso en la sociedad y construyendo un sistema cada vez más exigente y cruel en la medida que ha ido ganando espacio en las mentes y conducta de la gente. Un sistema donde hace mucho que la alimentación, la salud, la vivienda, el trabajo y la educación dejaron de ser un derecho para pasar a ser un negocio. Vivimos el capitalismo en su más salvaje expresión, y pareciera que estuviéramos liquidados, sin más que hacer que esperar a que esta destrucción nos pille confesados y mientras tanto, a seguir con nuestras complicadas e insatisfechas vidas como autómatas y viendo, con un “pucha, pobre gente” ante la televisión, porque 35 millones de personas están muriendo de hambre en Somalía. Bueno, eso ya ha pasado muchas veces, ¡qué se le va a hacer!
¿Qué nos sucede? Si ni siquiera se nos pasa por la mente pensar en que podría ser un hijo o un nieto el que está muriendo de hambre. No. Ya ni sentimos. Y creo que por ahí tendríamos que empezar para cambiar el rumbo de este tren loco que rueda hacia el abismo -léase, nuestro sistema de vida-. SENTIR, nos faltan sentimientos. Poner la mente al servicio de los sentimientos. Mucha filosofía, política, ciencia, tecnología, religiones (dogmas disfrazados de universalidad pero que sólo han fomentado el individualismo) y no somos capaces de cultivar nuestros propios sentimientos para unirnos y apoyarnos. Así jamás vamos a llegar a amar al prójimo como a ti mismo y me temo que eso, y solo eso, es por lo que el hombre lleva siglos viviendo un infierno y ahora está al borde de la destrucción.
Mariana Thamar
Mariana Thamar
la historia del ser humano esta plagada de dolor de impiedad de miedos de insania y locura colectiva, lo peor es reconocer que vivimos en un infierno ..y solo nos alejamos de esa verdad inventandonos fantasias y deseando cosas que nos imponen...ya ni el deseo es puro..
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