
Esta búsqueda no puede realizarla la ciencia clásica, puesto que no percibimos la realidad oculta en nuestros sentidos. Tampoco puede lograrlo la religión puesto que ésta ni siquiera quiere revelar lo que está oculto. La filosofía, sin embargo, desea deducir lo que está por encima de nuestra naturaleza, utilizando el intelecto del hombre. Eso es imposible, pero los filósofos se apoyan en la capacidad de la mente para comprender lo que está muy por encima de ella.
La filosofía la constituye el esfuerzo de las personas que desean revelar el mundo espiritual sin transformarse. Eso resulta también imposible, puesto que la realidad se revela a través de nuestros deseos y nuestros sentidos. Si lo que revelamos puede medirse y verificarse y este conocimiento puede transmitirse a otros, entonces se trata de una ciencia.
Si la persona no tiene la sensación del mundo oculto, las conjeturas se quedarán en fantasías y no constituirán una ciencia. Pero, como decimos, no tiene nada de malo soñar, pero no se puede intentar establecerlo como la verdad. Por esta razón las personas le han perdido el respeto a la palabra “filosofía”, ya que habla de una “irrealidad” confusa.
Rav Michael Laitman
Fuera del conocimiento, todo es música: la filosofía misma no es más que una alucinación sonora.
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